30.6.11

Política des de la perifèria

Entre les dunes d'arena de relleu muntanyós escolto els grills cantar. Les onades de sorra sota els meus peus no em permeten veure-hi més enllà. M'és igual, però, tanmateix jo no faig més que donar voltes.

Crec que ja porto més de dues hores amunt i avall.

Tot havia començat com un joc. Curiós de mi, havia pensat “i si m'allunyo una mica de la verdor?”, “què m'hi pot passar de dolent una mica més enllà?”

I ara em trobo comptant grans de sorra per no tornar-me completament boig.

“Un, dos, tres...”

Molt millor que no pas invertir recursos mentals en l'eterna paranoia del més enllà.

“Ei, però què és això!?”, mentre vaig comptant una mosca em comença a emprenyar. Tot em ve imposat a cau d'orella, “Jo ho he vist!”, em diu la mosca.

...tres-cents quaranta-dos, tres-cents quaranta-tres, tres-cents quaranta-quatre...”

“Jo sé què hi ha allà darrera les dunes!”, torna a destorbar la mosca.

...tres-cents seixanta-set, tres-cents seixanta-vuit, tres-cents seixanta-nou...”

No en tens ni una micona de ganes?”

...cinc-cents dotze, cinc-cents tretze, cinc-cents catorze...”

Atreveix-te a descobrir!”

Les dunes són totes iguals i jo ja no sé si aquella mosca era més real que qualsevol altre dels meus fantasmes. Crec que ja van sis hores ara des que vaig encetar la caminada. Segurament la meva vida ja comença a córrer perill. Segueixo mesurant grans de sorra en les dunes i els grills de fons són els meus cosins.

Sota les meves potetes hi llisquen infinits puntets d'arena tangible i sobre el meu cap interminables somnis de pols d'estrelles. Estic viu. Em moc. Puc fer coses. Però què importa tot això si avui m'ha tocat ser un escarabat de Cala'n Turqueta?

24.5.11

Soy de otro mundo

No tengo la piel verde, pero soy de otro mundo.
No dispongo de dos antenas en la cabeza, pero soy de otro mundo.
Mis ojos no son enormes y alargados, pero soy de otro mundo.
No viajo en nave espacial, pero soy de otro mundo.

Esta vez no ha sido necesario un estudio de ufología procientífica.
Fue suficiente con subirse a un autobús. Uno de los que van llenos de gente de este mundo. Iba con prisas y me senté donde pude.

En la siguiente parada entró un anciano. Uno de esos alegres con fantasía en los ojos. Yo me encontraba relativamente lejos, pero al ver que nadie se molestó en ofrecerle asiento me levanté y llamé su atención reposando mi mano suavemente en su hombro:

  • Puede sentarse aquí! - dijo mi sonrisa.
  • No te preocupes joven – contestó su alegría.

Así que me volví a sentar sin problema alguno. Observé al anciano que se había quedado con gesto pensativo durante aproximadamente minuto y medio. Luego su dedo, sin palabras, me señalaba que me aproximara a él:

  • ¿Sabías, joven, que eres de otro mundo? La gente por aquí ya no acostumbra a hacer estas cosas...

Tan sólo deseo que en estos días en los que tantos estamos hablando de que otro mundo es posible, se mantenga la coherencia. Deseo de todo corazón una conexión absoluta entre las reivindicaciones a macro_escala y nuestras acciones en el micro_entorno más inmediato.

Nota: a principios de año leí un artículo titulado “La cárcel, último refugio de los ancianos japoneses. Roban para ir a la cárcel y huir de una sociedad individualista que los ignora”. La verdad es que no creo que lo más triste sea que nadie hizo caso al anciano del autobús porque no sean personas bondadosas. Lo que más me duele es que da la impresión de que tenemos vergüenza de hablar los unos con los otros. Facilísimo con la Blackberry, pero creo que ya está empezando a costar mirarse a los ojos. No sé, quizás en el fondo sólo es que soy chico de pueblo...

24.4.11

Xinès eficient

- Hola
- ¿Pala lleval?
- Sí
- ¿Qué quiele?
- Menú A para 2 personas
- ¿Calle?
- xxx
- ¿Númelo?
- xxx
- ¿Piso?
- xxx
- Media hola.

I quan arribi, sé que el repartidor portarà exactament el canvi just a la mà per un bitllet de 20 euros.

23.12.10

Cómo no, yo me he resfriado...

"Me parece indispensable decir quién soy yo. […] La desproporción entre la grandeza de mi tarea y la pequeñez de mis contemporáneos se ha puesto de manifiesto en el hecho de que ni me han oído ni tampoco me han visto siquiera. […] Quien sabe respirar el aire de mis escritos sabe que es un aire de alturas, un aire fuerte. Hay que estar hecho para ese aire, de lo contrario se corre el peligro nada pequeño de resfriarse." (FRIEDRICH NIETZSCHE)

... cómo no, yo me he resfriado.